Restauración, reproducción y reinterpretación de las piezas de forja

El hierro, el metal por excelencia.

El hierro permanece impasible en el paso del tiempo. Duro y resistente aguanta con vigor las inclemencias de la naturaleza.

Es un material con muchas posibilidades gracias a sus prestaciones químicas, es capacitado de pasar del estado líquido al sólido y mantener su composición molecular del inicio. Esto significa que puede adaptarse y amoldarse a cualquier forma.

A través de la temperatura se vuelve maleable y permite deformar su masa a nuestra voluntad y una vez se enfría se mantiene rígido, estable.

En su estado sólido tiene muchas cualidades que le hacen tan especial, es resistente a las fricciones, a las torsiones, a la presión, al impacto, en función de su composición química permitirá un tratamiento u otro.

Otra de sus grandes atributos es que se puede reciclar por completo para darle una nueva forma o reutilizarse partiendo de su formato para darle un nuevo uso.

 

Barandilla forjada con una cabeza de dragón, reproducción de un diseño de Gaudí.

En ese momento era un material preciado y difícil de conseguir por eso también su reutilización.

Un ejemplo son las rejas de lagarto o desgarra gecos que se pueden ver en las casas solariegas, en algunas se pueden ver los agujeros de los metidos de los raíles de las ruedas de carro que se habían aprovechado del material para transformarlo y darlo le un nuevo uso.

Suplemento de la base y el cerrojo de un barrio de época original.
Detalle del cerrojo

Restauración de piezas de forja

Este aspecto del hierro hace que con el tiempo este aspecto del hierro hace que con el tiempo los herreros y forjadores hayan tenido que reproducir y suplir los elementos rotos, deteriorados o desaparecidos de los trabajos de sus predecesores.

Conocer las técnicas de forja de cada época.

Algunas de las técnicas pese a haberse transmitido a lo largo de las generaciones se han ido perdiendo a causa de la tecnificación del oficio y el incremento de las nuevas tecnologías con la mecanización, seriado y automatización de los procedimientos de fabricación.

Muchas de ellas se ha dejado de utilizar debido a las nuevas formas y sistemas de construcción, más óptimas y rápidas. Por tanto, más rentables dejando en el olvido los métodos tradicionales, costosos y complejos

Es ahí donde los artesanos actuales defendemos nuestra posición. Mediante la investigación y el conocimiento aprendido en nuestro recorrido, reivindicamos como el perfil idóneo para la restauración, sustitución o reinterpretación de nuestro patrimonio de forja.

Muchas veces por falta de encontrar al profesional indicado se hacen desgracias, muchas veces influenciado por el coste económico de una reproducción fiel a los métodos originales. Sin embargo, desde nuestro punto de vista creemos que siempre se puede llegar al consenso entre calidad-precio, optimizando procedimientos con el respeto y la sensibilidad adecuada para recuperar con buen criterio este patrimonio de la forja territorial.

Los forjadores no somos restauradores de obras, somos lo que podemos reproducirla.

El hierro a lo largo de la historia

Cómo podemos saber qué edad tiene el hierro, si no podemos sumergirlo a pruebas para poder datarlo.

Los historiadores, a través de la investigación y la búsqueda del contexto histórico de lo que le rodea podemos acotar la época. El forjador experimentado puede aportar aspectos interesantes con la observación de las técnicas utilizadas, las metodologías o sistemas de ejecución del trabajo. Conjuntamente historiador y forjador acotar la fecha del objeto.

El Románico catalán S.XI-XII es un ejemplo. El hierro es un elemento escaso y preciado, difícil de conseguir.

Por tanto se entenderá como ha símbolo de riqueza y poder, precediendo las ermitas, capillas, masías y fortalezas.

No es hasta en épocas más avanzadas como el gótico catalán S.XIII – S.XV, que las fraguas se han tecnificado y pueden producir en mayor cantidad y calidad este material deseado, aunque sigue estando al alcance de unos pocos.

Encontramos ejemplos notables en iglesias, monasterios y abadías, como catedrales y sus entornos funerarios. Donde lucen sus verjas de barrotes firmes de cariz tosco y torpe pero de una calidad sorprendente en sus soldaduras en la calda.

No es hasta el S. XVIII donde se empieza a ver un avance en los procedimientos gracias a la tecnificación de las fraguas y el conocimiento del material. El barrote salomónico y las planchas trabajadas a cincel y embutidas mujeres paso a las formas más complejas y retorcidas dejan atrás aquella forja más robusta.

Pero realmente la era gloriosa del metal es la revolución industrial, junto con el movimiento modernista. Una explosión de producción en masa, las prensas de estampación, las fundiciones de metal, la producción siderúrgica impulsan de tal modo el sector que cambiará el mundo.

Gaudí, Jujol, Domènech y Montaner Puig y cadafalch. No habrían podido hacer nada sin el conocimiento de los artesanos y el dominio de las técnicas y tecnología del momento.

Con la aparición del gases y los sopletes (soplet) permite al forjador una soldadura controlada y limpia, permitiéndole. de esta forma realizar trabajos más finos, agilizando y reduciendo su esfuerzo.

Junto a estos avances los forjadores y todos sus derivantes se van tecnificado y especializando en una constante transformación hasta llegar a la actualidad.

La importancia de las técnicas y de estilo de la forja

El dominio de la técnica es esencial para poder reproducir e imitar los estilos de la forja. Pero actualmente el coste de la producción es clave y el ingenio del forjador para imitarlas con la máxima optimización del producto hace posible.

En esta situación la única solución posible es la sustitución del original por una réplica que simula A menudo, por falta de inversión, por dejadez u olvido algunos elementos de hierro forjado han quedado dañados hasta tal punto que son recuperables. Llegados este punto sólo hay dos opciones, conservar sin intervención y preservación del objeto original o reproducir una réplica utilizando las técnicas tradicionales. Es aquí donde intervenimos nosotros, el artesano puede indagar en el estilo de la prenda original para reproducirla con la máxima fidelidad.

La estirpe de forjadores de la Herrería March es fruto de esta época brillante de la forja ligada al movimiento modernista.

De hecho el impulsor de la herrería y por tanto primera generación, Antoni March i Volart, aprende y trabaja los talleres Ballerin de Barcelona, ​​responsable de muchos de los trabajos de forja de arquitectos como Puig y cadafalch entre otros.

Gracias a estos inicios las diversas generaciones han transmitido hasta la actualidad las técnicas de trabajo, los métodos de dibujo y las fórmulas de proyectar cada trabajo con una sensibilidad hacia el oficio especial acompañado de un criterio estético esencial en cada proyecto.

Y cada una de ellas ha sepa adaptarse a los retos de su generación, absorbiendo las nuevas Y cada una de ellas ha sepa adaptarse a los retos de su generación, absorbiendo las nuevas tecnologías del momento para incorporarlas en los sistemas de trabajo optimizando los trabajos pero manteniendo el equilibrio con el aspecto tradicional del oficio.

Reproducción farola diseñada por Antoni Gaudí. Reinterpretado y adaptado por una farola de pie de tres puntos de luz.
Proyecto en colaboración con LED-C4. Ubicado en uno de los exteriores de la Sagrada Família.
Dos lámparas de techo inspiradas en el estilo gótico catalán. Interior del Castillo de Castellbell y la villa.

La soldadura con plata o latón. El remachado, las cabezas o clavos forjados por el ensamblaje de los elementos del hierro, los engarces o las mechas para recalcar, agujerear en caliente con punzón son algunos de los métodos que todavía se utilizan en los talleres, aferrándose al tiempo.